Con la situación del país tal y como se encuentra, todos teníamos en mente que el actual gobierno no disfrutaría de los 100 días de tregua, que se da a todo recién llegado para comenzar los análisis minuciosos de sus primeras decisiones.
Las decisiones tomadas en los dos primeros consejos de ministros, parecen haber sentado como un rayo en la opinión publica, con independencia del signo político, y también en los medios de comunicación que han abierto la veda.
La crisis económica en la que nos encontramos inmersos no ha comenzado en el mes de diciembre, ni tras los consejos de ministros del actual gobierno, todos deberíamos de recordarlo. Cuando se niega una realidad y se disfraza durante tanto tiempo, como en esta ocasión se ha hecho con los datos económicos del país, las consecuencias en el futuro a corto y medio plazo son nefastas.
Las decisiones económicas tomadas, no son posiblemente halagüeñas para las familias ni tampoco para las empresas, pero el no tomarlas traería consigo consecuencias incluso peores. El desastre de la política económica del último año, deja unos datos de paro insostenibles y una deuda del país a niveles poco previsibles.
Las medidas son necesarias y se centran en la reducción de gasto publico, con una reestructuración de la distribución de presupuestos a RENFE, RTVE, a los partidos políticos y sindicatos, la congelación de los salarios de funcionarios y del salario mínimo interprofesional, o la congelación de la plantilla de las diferentes administraciones.
Sin embargo, la reducción en políticas sociales no se puede decir que sea acusada, ya que se suben las pensiones, se mantiene la ley de dependencia, se mantienen las coberturas actuales de la ley de emancipación, se recupera la desgravación por la compra de la primera vivienda habitual.
Es cierto que existe un gravamen en el IRPF, que si analizamos detenidamente, afecta con mayor incidencia a las rentas que superan los 30.000 euros de ingresos anuales (que por desgracia en este momento no son las de la mayoría de los españoles) y en el IBI sube un 10% anualmente de media en viviendas con un valor catastral igual o superior a los 300.000 euros.
Por tanto, tras analizar las medidas no son desde mi opinión nada exageradas para el contexto en el que nos encontramos, mas bien han sido contenidas, si cabe esta expresión, puesto que no se ha subido por el momento el IVA lo que si supondría una medida que frenaría el consumo.
Falta sin duda una reforma del mercado laboral, que tendrá que ofrecer una ponderancia entre los intereses de los trabajadores y los intereses de la patronal, donde los trabajadores posiblemente tengan que recortar en derechos (bajar el numero de días para la indemnización por despido, salarios reducidos o incluso minijobs….) y la patronal tendrá que ajustar también exigencias.
Como reflexión personal, considero que nuestro país tiene que adaptarse ya a la situación de económica en la que se encuentra inmerso y que para algunos sectores de la población todavía no es evidente. Esto no es cuestión de colores políticos, de promesas efímeras y de intereses de determinados sectores, esta es una realidad global, que nos afecta a todos en el contexto personal y social.
Seria importante aprovechar la situación para también aprender que la cultura del esfuerzo, el sacrificio personal y el trabajo, es necesaria para progresar como sociedad y como personas, no todo puede ser sufragado por el Estado y no se puede pretender vivir de políticas sociales, subvenciones publicas y careciendo de tejido empresarial e industrial, con esa mentalidad los países no crecen y su sociedad se estanca.