domingo, 27 de abril de 2014

La estrategia 2.0 cojea en la politica española


Las redes sociales, un mundo que discurre paralelo al mundo real, han irrumpido en nuestras vidas con cierta virulencia y lo han hecho para quedarse.

Sin apenas límites de ningún tipo, de forma gratuita y sin moverse del lugar donde nos encontremos, tenemos a golpe de clic toda la información del planeta casi de forma instantánea. Este boom de la sociedad cibernética, de los ciberamigos y la constante información, se ha convertido en una fuente de preocupación dentro de los partidos políticos y la clase política española. 

Cada vez que se aproxima un proceso electoral, desde los partidos se ponen en marcha perfiles de los números uno o se comienza a "dinamizar" perfiles que estaban casi sin uso, para impulsar la información a través de ellos .

La maquinaria se engrasa y en pocas semanas estos perfiles crecen como espuma en seguidores, para convertirse en altavoces de los slogans de campaña, de los selfies del candidato con los afiliados y servir de representación gráfica de quien puede conseguir más amigos como muestra de fortaleza ante sus oponentes.

La estrategia 2.0 cojea dentro de la política  española. Lo hace porque se improvisa a golpe de elecciones. Los perfiles en las redes sociales se crean con excesiva rapidez, no están meditados y son poco cuidadosos con los detalles básicos.

Los nombres no se piensan lo suficiente y en ocasiones son muy impersonales, con caracteres complicados y con fechas del año de los comicios a los que se presenta el candidato. Tenemos ejemplos variados, entre ellos:  @_Rubalcaba_  o el nuevo @canete2014_

Seguimos indagando, para ver descripciones biográficas frías y alejadas de las de cualquier usuario habitual. @ElenaValenciano nos dice "Vicesecretaria General del  " o @tonicanto1 nos cuenta "Diputado de UPyD por la provincia de Valencia. Ah, y también actor y pedagogo teatral. de aquí para allá..."

Y para terminar, nos encontrarnos post tras post totalmente teledirigidos, faltos de personalidad y sentimientos. Los perfiles terminan por ser un panfleto más de campaña, medidos al milímetro para no salirse del guión. Sirviendo todo ello para llenar los timelines ajenos de slogans y frases repetidas de argumentario.

Para mi esto tiene dos lecturas, por un lado habría que "profesionalizar" ciertos aspectos dentro de los gabinetes políticos y por otra banda reflexionar sobre si es tan importante la presencia de un candidato en las redes si previamente no se estaba en ellas.

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